Cuando un olvido puede marcar la diferencia
Remotos
aquellos tiempos, en que el hombre caminaba por los senderos de la vida, en
armonía y conjunción con su entorno externo e interno, la naturaleza no lo detectaba
porque era parte de ella.
La cuenta atrás partió en un lejana pradera de un
recóndito mundo llamado La Tierra
Agazapado tras unos arbustos, con la respiración retenida, sudor en las manos y la vista fija
en su objetivo, los músculos en tensión, cual resortes a la espera de soltar su
energía ,esperando el momento preciso de atacar, un salto, una carrera, un
golpe seco y la cena está tendida, hay que trozarla en pedazos para poder
cargarla en los hombros, cortar la piel, comer en el lugar , la esencia de la
vida de la presa, su corazón palpitante y su hígado, fuentes de energía y vida
para poder recuperar el gran esfuerzo de haber seguido por días a la presa.